En
Venezuela un médico del sector privado puede llegar a ganar hasta 75
salarios mínimos mensualmente, pese a ello no aceptan que se regulen
sus honorarios profesionales, lo que merma el derecho a la salud del
pueblo venezolano
Aunque la Alianza Interinstitucional por la Salud (AIS) logró negociar un baremo para los costos fijos para las clínicas tipo 1 del área metropolitana de Caracas, el resto de las negociaciones están en un punto muerto debido a que los médicos no aceptan regular el costo de sus honorarios profesionales, pese a que, por ejemplo, un ginecólogo puede llegar a ganar un monto mensual equivalente a 75 salarios mínimos, lo que anualmente supondría 1.841.760 bolívares, señaló Luisana Melo, vocera de la AIS.
La Alianza Interinsticional por la Salud está conformada por 33 instituciones del Estado, entre las cuales está el Banco Central de Venezuela (BCV), Banco Industrial de Venezuela, Cantv, Pdvsa, los ministerios de Educación, Relaciones Exteriores y Justicia, alcaldía de Vargas, la Fábrica Nacional de Cemento, Instituto Nacional de Salud Agrario Integral, Petroquímica de Venezuela, entre otras.
Esta agrupación ampara cerca 9 millones de ciudadanos, cuyo objetivo es trabajar coordinadamente para luchar contra los excesivos precios que las clínicas privadas le cobran a las instituciones del Estado, por lo que han propuesto un baremo único que fije un listado de precios máximos a los costos de la salud, basado en la investigación que realizaron 10 instituciones del Estado sobre la facturación de las clínicas privadas a los organismos gubernamentales.
La AIS, que cubre los costos de salud de sus afiliados a través de fondos autogestionados, decidió negociar como un bloque con las clínicas privadas.
Luisana Melo explica que pese a que llevan 9 meses negociando los honorarios profesionales de los médicos, todavía se siguen pagando precios que no se justifican.
“Se trata realmente de una imposición y no de una negociación”, enfatiza.
El 2 de marzo se firmó la primera fase del convenio entre la Alianza Interinstitucional por la Salud y la Asociación de Clínicas Privadas, en donde se fijó un baremo para los costos fijos para las clínicas tipo 1 en el área metropolitana de Caracas. Y se restablecieron las mesas de negociaciones para la regionalización del baremo de costos fijos para el resto del país y el establecimiento de un baremo para los honorarios profesionales, quedando pendiente la discusión en torno al costo de los medicamentos.
En Junio de 2011 la AIS hizo una primera propuesta de baremo para los honorarios profesionales, que la Asociación de Clínicas y Hospitales no aceptó, e hizo cinco contra-propuestas, que fueron variando desde 150% al 18% por encima de lo sugerido originalmente por la AIS.
“Pero consideramos que este 18% sigue siendo especulativo y por eso no lo aceptamos”, señaló Luisana Melo, quien explicó que el baremo de la AIS para los honorarios profesionales se elaboró en base a un estudio en torno a lo que pagan dos instituciones miembros (PDVSA y el Banco Central de Venezuela), además se analizaron las tarifas de las diferentes clínicas privadas.
Luego de esa propuesta de 18%, la AIS hizo una contrapropuesta en donde se llegaba al 5% por encima del baremo inicialmente presentado, pero este monto tampoco fue aceptado por la Asociación Venezolana de Clínicas y Hospitales, quien el 25 de abril manifestaría que las reuniones estaban en un punto muerto, puesto que los médicos no querían aceptar ningún tipo de regulación.
“Todo lo contrario, las clínicas privadas no cesan de aumentar sus tarifas, con incrementos que no se justifican, ni tienen que ver con el comportamiento de los índices de inflación”, señala Luisana Melo.
Un estudio realizado por la AIS sobre las variaciones de honorarios profesionales impuestos por una misma empresa de salud privada, para un mismo procedimiento en un período de tiempo menor de 6 meses, evidenció que una facoemulsificación con implantación de lente intraocular en septiembre de 2011 costaba 3.170 bolívares, y para enero de 2012, 4.440 bolívares , lo que significa un incremento de 38%.
Los honorarios del médico para una cesárea en noviembre de 2011 eran de 4.843,80 bolívares y para abril de 2012 habían subido a 6.180,69 bolívares, lo que supone un incremento de precio de 28% en ese breve período.
De la misma manera de septiembre a marzo una cirugía endonasal se incrementó un 41%, y de septiembre a abril una colecistectomía por laparoscopia se incrementó un 67%; la reparación del tunel carpiano de noviembre a marzo ascendió un 50%, o casos, como la cura operatoria de una hernia umbilical que se incrementó de diciembre a abril un 280%.
“¿Qué justifica éstos incremento, cuando por el contrario se ha reducido el crecimiento del ritmo inflacionario”, se pregunta Luisana Melo.
En ese mismo estudio se determinó que un ginecólogo con sólo tres días de consulta, que vea cinco pacientes por día y le cobre 500 bolívares por la consulta a cada paciente, supone un ingreso semanal de 7.500 bolívares, y si además realiza 6 cesáreas a la semana y cobra cada cesárea a 5.145 bolívares, ese mismo ginecólogo habrá ganado en una semana 38.370 bolívares, lo que en un mes significa unos ingresos 153.480 bolívares y al año habría ganado 1.841.760 bolívares. Esta cifra exorbitante equivalente a un costo mensual de 75 salarios mínimos.
“Y este es un ejemplo por debajo del promedio de los pacientes que suelen atender”, comenta Luisana Melo.
La propuesta de regulación del baremo de la AIS, en el caso de un ginecólogo, sólo le bajaría sus honorarios profesionales a 51 salarios mínimos al mes, lo que supone un ingreso mensual de 104.400 bolívares, propuesta que no fue aceptada por considerarla insuficiente.
Bajo este mismo estudio se determinó que un traumatólogo puede llegar a ganar 252.000 bolívares mensuales, unos 3.024.00 bolívares al año, lo que supone 123 salarios mínimos mensuales. La propuesta de la AIS reduciría este ingreso al equivalente a 72 salarios mínimos, o un ingreso mensual de 148.000 bolívares y 1.176.000 bolívares al año.
Luisana Melo, muestra también facturas de una clínica que en marzo de este año cobraba por la atención del residente 811 bolívares, y para abril ya cobraba 1.111 bolívares.
“Tampoco estamos de acuerdo que otros procedimientos como la fisioterapia respiratoria, y otra asistencia técnica se cobren fragmentadamente, y no se incluyan en el cobro de los honorarios”, agrega.
Y explica que la cadena de precios depende de lo que cobre el médico, y cita como ejemplo el caso de un curetaje, si el cirujano cobra 4.000 bolívares, el anestesiólogo y el primer ayudante cobrarán un 40%, es decir, 1.600 bolívares, y el segundo ayudante un 30%, o 1.200 bolívares, por lo que si se logra controlar el precio de los honorarios profesionales del médico, el resto de los costos también descenderían.
Luisa Castillo, también vocera de la AIS, considera necesario regular el 100% de los costos de las clínicas, ya que hasta el momento sólo se ha logrado un baremo para los costos fijos, que sólo representan el 40% del monto a pagar, mientras que los honorarios profesionales significan un 20%, y el restante 40% son los medicamentos, insumos y el instrumental especial.
“Si el 60% restante no se regula, se seguirán pagando precios especulativos”, enfatiza.
Por su parte, la Asociación de Clínicas y Hospitales alega que ellos son sólo facilitadores porque los médicos tienen libre ejercicio de la profesión, a lo que la AIS ha respondido que se trata de servicios en donde están incluidos los recursos humanos.
Ante esta situación la AIS ha decidido implementar los precios del baremo en torno a los honorarios profesionales que ya discutieron con las clínicas y que los médicos no aceptan.
“Es una medida que inevitablemente hay que asumir, porque son las clínicas las que le imponen al gobierno sus especulativos precios”, enfatizó Luisana Melo.
El baremo de costos fijos representa un ahorro de 34%, pero como el resto de los costos siguen incrementándose especulativamente, el total de la factura que paga el Estado a las clínicas privadas sigue siendo excesiva.
Las clínicas justifican sus aumentos en el Indice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), no obstante en Venezuela los salarios no se aumentan mensualmente de acuerdo a este índice, por lo que tampoco debería usarse para que los médicos aumenten sus honorarios profesionales.
Luisana Melo señala que la salud es un mercado imperfecto, incluso si se analiza desde la mismas reglas del capital, porque existe asimetría de la información. Es el médico el que sabe qué es lo que tiene el paciente y dice cuáles exámenes se necesitan, sea verdad o mentira, por eso muchas veces se mandan a hacer exámenes que no se requerían. Tampoco el paciente sabe si realmente necesita un medicamento, y debe aceptar lo que le indique el médico. En cambio, cuando se compra una manzana el consumidor puede analizarla, sabe si está buena, si está ácida o dulce, y puedes pelear el precio. Y dentro de las mismas normas del capitalismo, cuando la relación es asimétrica, es necesaria la regulación del Estado para disminuir esa brecha que existe entre los actores de esa relación comercial.
“Es importante que el ciudadano y la ciudadana común comprendan este problema y entienda que la única manera de lograr que los precios en salud sean accesibles, es que puedan ser regulados, por eso necesitamos que apoyen estas iniciativas”.
Hasta hoy dentro del Indice Nacional de Precios al Consumidor, el rubro salud ha estado por encima del promedio, pero si se logran disminuir los precios en salud, se contribuiría a la disminución de la inflación, generando una protección al salario. Y al bajar los precios de las clínicas privadas también disminuirían las primas de los seguros.
Luisana Melo sostiene que se trata de la lucha en torno a dos concepciones: “¿es la salud un derecho o una mercancía?, porque se pone en evidencia dos posturas antagónicas. ¿Es la salud una mercancía como lo dice el capitalismo y por eso le pone precio? ¿o es la salud un derecho como es la visión humanista, socialista que sostiene que debe existir una cobertura universal?
Aunque la Alianza Interinstitucional por la Salud (AIS) logró negociar un baremo para los costos fijos para las clínicas tipo 1 del área metropolitana de Caracas, el resto de las negociaciones están en un punto muerto debido a que los médicos no aceptan regular el costo de sus honorarios profesionales, pese a que, por ejemplo, un ginecólogo puede llegar a ganar un monto mensual equivalente a 75 salarios mínimos, lo que anualmente supondría 1.841.760 bolívares, señaló Luisana Melo, vocera de la AIS.
La Alianza Interinsticional por la Salud está conformada por 33 instituciones del Estado, entre las cuales está el Banco Central de Venezuela (BCV), Banco Industrial de Venezuela, Cantv, Pdvsa, los ministerios de Educación, Relaciones Exteriores y Justicia, alcaldía de Vargas, la Fábrica Nacional de Cemento, Instituto Nacional de Salud Agrario Integral, Petroquímica de Venezuela, entre otras.
Esta agrupación ampara cerca 9 millones de ciudadanos, cuyo objetivo es trabajar coordinadamente para luchar contra los excesivos precios que las clínicas privadas le cobran a las instituciones del Estado, por lo que han propuesto un baremo único que fije un listado de precios máximos a los costos de la salud, basado en la investigación que realizaron 10 instituciones del Estado sobre la facturación de las clínicas privadas a los organismos gubernamentales.
La AIS, que cubre los costos de salud de sus afiliados a través de fondos autogestionados, decidió negociar como un bloque con las clínicas privadas.
Luisana Melo explica que pese a que llevan 9 meses negociando los honorarios profesionales de los médicos, todavía se siguen pagando precios que no se justifican.
“Se trata realmente de una imposición y no de una negociación”, enfatiza.
El 2 de marzo se firmó la primera fase del convenio entre la Alianza Interinstitucional por la Salud y la Asociación de Clínicas Privadas, en donde se fijó un baremo para los costos fijos para las clínicas tipo 1 en el área metropolitana de Caracas. Y se restablecieron las mesas de negociaciones para la regionalización del baremo de costos fijos para el resto del país y el establecimiento de un baremo para los honorarios profesionales, quedando pendiente la discusión en torno al costo de los medicamentos.
En Junio de 2011 la AIS hizo una primera propuesta de baremo para los honorarios profesionales, que la Asociación de Clínicas y Hospitales no aceptó, e hizo cinco contra-propuestas, que fueron variando desde 150% al 18% por encima de lo sugerido originalmente por la AIS.
“Pero consideramos que este 18% sigue siendo especulativo y por eso no lo aceptamos”, señaló Luisana Melo, quien explicó que el baremo de la AIS para los honorarios profesionales se elaboró en base a un estudio en torno a lo que pagan dos instituciones miembros (PDVSA y el Banco Central de Venezuela), además se analizaron las tarifas de las diferentes clínicas privadas.
Luego de esa propuesta de 18%, la AIS hizo una contrapropuesta en donde se llegaba al 5% por encima del baremo inicialmente presentado, pero este monto tampoco fue aceptado por la Asociación Venezolana de Clínicas y Hospitales, quien el 25 de abril manifestaría que las reuniones estaban en un punto muerto, puesto que los médicos no querían aceptar ningún tipo de regulación.
“Todo lo contrario, las clínicas privadas no cesan de aumentar sus tarifas, con incrementos que no se justifican, ni tienen que ver con el comportamiento de los índices de inflación”, señala Luisana Melo.
Un estudio realizado por la AIS sobre las variaciones de honorarios profesionales impuestos por una misma empresa de salud privada, para un mismo procedimiento en un período de tiempo menor de 6 meses, evidenció que una facoemulsificación con implantación de lente intraocular en septiembre de 2011 costaba 3.170 bolívares, y para enero de 2012, 4.440 bolívares , lo que significa un incremento de 38%.
Los honorarios del médico para una cesárea en noviembre de 2011 eran de 4.843,80 bolívares y para abril de 2012 habían subido a 6.180,69 bolívares, lo que supone un incremento de precio de 28% en ese breve período.
De la misma manera de septiembre a marzo una cirugía endonasal se incrementó un 41%, y de septiembre a abril una colecistectomía por laparoscopia se incrementó un 67%; la reparación del tunel carpiano de noviembre a marzo ascendió un 50%, o casos, como la cura operatoria de una hernia umbilical que se incrementó de diciembre a abril un 280%.
“¿Qué justifica éstos incremento, cuando por el contrario se ha reducido el crecimiento del ritmo inflacionario”, se pregunta Luisana Melo.
En ese mismo estudio se determinó que un ginecólogo con sólo tres días de consulta, que vea cinco pacientes por día y le cobre 500 bolívares por la consulta a cada paciente, supone un ingreso semanal de 7.500 bolívares, y si además realiza 6 cesáreas a la semana y cobra cada cesárea a 5.145 bolívares, ese mismo ginecólogo habrá ganado en una semana 38.370 bolívares, lo que en un mes significa unos ingresos 153.480 bolívares y al año habría ganado 1.841.760 bolívares. Esta cifra exorbitante equivalente a un costo mensual de 75 salarios mínimos.
“Y este es un ejemplo por debajo del promedio de los pacientes que suelen atender”, comenta Luisana Melo.
La propuesta de regulación del baremo de la AIS, en el caso de un ginecólogo, sólo le bajaría sus honorarios profesionales a 51 salarios mínimos al mes, lo que supone un ingreso mensual de 104.400 bolívares, propuesta que no fue aceptada por considerarla insuficiente.
Bajo este mismo estudio se determinó que un traumatólogo puede llegar a ganar 252.000 bolívares mensuales, unos 3.024.00 bolívares al año, lo que supone 123 salarios mínimos mensuales. La propuesta de la AIS reduciría este ingreso al equivalente a 72 salarios mínimos, o un ingreso mensual de 148.000 bolívares y 1.176.000 bolívares al año.
Luisana Melo, muestra también facturas de una clínica que en marzo de este año cobraba por la atención del residente 811 bolívares, y para abril ya cobraba 1.111 bolívares.
“Tampoco estamos de acuerdo que otros procedimientos como la fisioterapia respiratoria, y otra asistencia técnica se cobren fragmentadamente, y no se incluyan en el cobro de los honorarios”, agrega.
Y explica que la cadena de precios depende de lo que cobre el médico, y cita como ejemplo el caso de un curetaje, si el cirujano cobra 4.000 bolívares, el anestesiólogo y el primer ayudante cobrarán un 40%, es decir, 1.600 bolívares, y el segundo ayudante un 30%, o 1.200 bolívares, por lo que si se logra controlar el precio de los honorarios profesionales del médico, el resto de los costos también descenderían.
Luisa Castillo, también vocera de la AIS, considera necesario regular el 100% de los costos de las clínicas, ya que hasta el momento sólo se ha logrado un baremo para los costos fijos, que sólo representan el 40% del monto a pagar, mientras que los honorarios profesionales significan un 20%, y el restante 40% son los medicamentos, insumos y el instrumental especial.
“Si el 60% restante no se regula, se seguirán pagando precios especulativos”, enfatiza.
Por su parte, la Asociación de Clínicas y Hospitales alega que ellos son sólo facilitadores porque los médicos tienen libre ejercicio de la profesión, a lo que la AIS ha respondido que se trata de servicios en donde están incluidos los recursos humanos.
Ante esta situación la AIS ha decidido implementar los precios del baremo en torno a los honorarios profesionales que ya discutieron con las clínicas y que los médicos no aceptan.
“Es una medida que inevitablemente hay que asumir, porque son las clínicas las que le imponen al gobierno sus especulativos precios”, enfatizó Luisana Melo.
El baremo de costos fijos representa un ahorro de 34%, pero como el resto de los costos siguen incrementándose especulativamente, el total de la factura que paga el Estado a las clínicas privadas sigue siendo excesiva.
Las clínicas justifican sus aumentos en el Indice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), no obstante en Venezuela los salarios no se aumentan mensualmente de acuerdo a este índice, por lo que tampoco debería usarse para que los médicos aumenten sus honorarios profesionales.
Luisana Melo señala que la salud es un mercado imperfecto, incluso si se analiza desde la mismas reglas del capital, porque existe asimetría de la información. Es el médico el que sabe qué es lo que tiene el paciente y dice cuáles exámenes se necesitan, sea verdad o mentira, por eso muchas veces se mandan a hacer exámenes que no se requerían. Tampoco el paciente sabe si realmente necesita un medicamento, y debe aceptar lo que le indique el médico. En cambio, cuando se compra una manzana el consumidor puede analizarla, sabe si está buena, si está ácida o dulce, y puedes pelear el precio. Y dentro de las mismas normas del capitalismo, cuando la relación es asimétrica, es necesaria la regulación del Estado para disminuir esa brecha que existe entre los actores de esa relación comercial.
“Es importante que el ciudadano y la ciudadana común comprendan este problema y entienda que la única manera de lograr que los precios en salud sean accesibles, es que puedan ser regulados, por eso necesitamos que apoyen estas iniciativas”.
Hasta hoy dentro del Indice Nacional de Precios al Consumidor, el rubro salud ha estado por encima del promedio, pero si se logran disminuir los precios en salud, se contribuiría a la disminución de la inflación, generando una protección al salario. Y al bajar los precios de las clínicas privadas también disminuirían las primas de los seguros.
Luisana Melo sostiene que se trata de la lucha en torno a dos concepciones: “¿es la salud un derecho o una mercancía?, porque se pone en evidencia dos posturas antagónicas. ¿Es la salud una mercancía como lo dice el capitalismo y por eso le pone precio? ¿o es la salud un derecho como es la visión humanista, socialista que sostiene que debe existir una cobertura universal?