Sus hojas son el único
alimento del gusano de seda, de cuya cría se obtienen los capullos necesarios
para la producción industrial de tan importante fibra natural textil. Sus
hojas, corteza y tallos contienen un alto contenido proteico, siendo
recomendados por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) como forraje para aves y ganado porcino, vacuno y caprino.
La literatura científica y
los conocimientos tradicionales de los pueblos originarios de Asia también le
otorgan propiedades medicinales en su presentación de infusión o té, en
particular para el tratamiento de la diabetes y las picaduras de serpientes. Además, su fruto es
comestible por el ser humano; con él se pueden preparar mermeladas y siropes.
Debido a su naturaleza multipropósito y a su capacidad para
adaptarse a diversas condiciones ambientales, la morera (Morus spp)
ingresó recientemente a la lista de especies vegetales sembradas en los bosques
del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Esta planta
pertenece a la familia Moraceae (clase Dicotiledóneas, subclase Urticales)
y de ella existen varias especies. La especie cultivada en el IVIC corresponde
a la Morus alba, altamente
inmune a plagas y enfermedades.
“Una hectárea de moreras
(equivalente a 10.000 m) sirve para reproducir 12 hectáreas. Como se propaga comúnmente
por estacas, pueden extraerse semillas para generar otras plantaciones. Ya
llevamos una hectárea, la idea es tener en el IVIC alrededor de 3 hectáreas”
informó el biólogo Saúl Flores, técnico asociado a la investigación del Centro
de Ecología del IVIC y uno de los responsables del proyecto de creación de un modelo agroproductivo para el aprovechamiento integral de la especie Morus alba
en comunidades de zonas rurales y periurbanas de Venezuela.
Expansión
La iniciativa es financiada con recursos provenientes de la Ley
Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (Locti). A nivel nacional, es
dirigida por José Luis Berroterán, viceministro de Formación para la Ciencia y
el Trabajo del Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e
Innovación (MCTI); y María Gabriela Medina, investigadora del Instituto
Nacional de Investigaciones Agrícolas (Inia) sede Trujillo. Localmente, la
propuesta es coordinada por Eloy Sira, director del IVIC; y cuenta con el apoyo
de los ecólogos Francisco Herrera y Maricela Bravo.
La meta es instalar la primera red de moreros socialistas para la sericultura, forrajicultura y
farmacología natural en los estados Miranda, Táchira, Mérida, Trujillo,
Lara y Portuguesa. Para lograrlo, se han sembrado hasta la fecha 22.000 estacas
de moreras en el IVIC; 10.212 en la Universidad Central de Venezuela de
Maracay, estado Aragua; 940 en Trujillo y Boconó, estado Trujillo; 440 en San
Felipe, estado Yaracuy; y 3.651 en el estado Táchira.
Adicionalmente, se tienen
alrededor de 800 plántulas de moreras en condiciones de vivero, gracias a la siembra de semillas donadas
al presidente Hugo Chávez por el exmandatario cubano Fidel Castro, las cuales
fueron transferidas al IVIC. “Para el primer año, esperamos tener 100 hectáreas
de moreras sembradas como punto de arranque en todo el país” explicó Flores.
Otro
de los resultados esperados de esta investigación es el establecimiento de
bancos de germoplasma, donde se depositarán muestras de material fitogenético de moreras recolectadas en el territorio nacional
para su propagación y distribución a la futura red de moreros. La experiencia
piloto arrancará en el IVIC.
“Las actividades de laboratorio permitieron determinar condiciones
óptimas de crecimiento para
las especies propagadas por semilla y estacas en forma vegetativa. La evaluación de este lote constituye un aporte inicial desde el punto de vista académico”
acotó Flores.
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