Hace 128 años nació Carlos Otero (25-03-1886/7-02-1977), Premio Nacional
de Artes Plásticas 1974, emblemático pintor venezolano cuya obra, a juicio de los entendidos en la
materia, estuvo signada siempre por su percepción
de lo real.
La historia del arte nacional cuenta que formó
parte de una generación que sirvió de
transición entre la pintura clasicista y la del Círculo de Bellas Artes; siendo
que aunque no fue miembro fundador de este importante movimiento plástico
(1912), ya que había viajado a Argentina en 1911, compartía los preceptos del Circulo por una pintura despojada de intención
narrativa, y se interesó por los aspectos estrictamente pictóricos del cuadro, dirigiendo sus pasos hacia el
paisaje como tema y al impresionismo como técnica, con el resultado de obras de
alta calidad plástica.
En su devenir académico se inició formalmente en el
universo de la plástica cuando contaba aproximadamente con 11 años, cuando su
padre lo inscribió en la Academia de Bellas Artes de Caracas, donde fue
pupilo de Emilio J. Mauri, en dibujo y de Victoriano Vicente Gil, en paisaje. En
1904 presentó en el concurso de la Academia la pintura titulada Negrita cocinera; un año después influenciado
por el realismo social de Cristóbal Rojas expone igualmente en este espacio obteniendo
el accésit al premio de pintura.
En Argentina, estudió en 1911, en la Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires, allí
también trabajó como caricaturista e ilustrador para periódicos y revistas como
Caras y caretas, Cóndor y Mate Amargo. Continúo
perfeccionando su formación académica en París, Francia, obteniendo una beca por un año en 1913 gracias
a su pintura Baile en el Barrio Latino que
fue admitida en el Salón de Artistas Franceses y generó un impacto
favorable. A
pesar de no contar con la beca continuó sus estudios en la ciudad de la
luz. En
ese transcurrir regresa a Caracas en 1922 vuelve a Caracas y expone 51
óleos de
su trabajo parisino, florentino y caraqueño en el Club Venezuela.
Regresa
nuevamente a París en 1923 y participa
en el Salón de Artistas Independientes, siendo nombrado al año siguiente
Miembro del Comité Directivo de la Academia Internacional de Bellas
Artes.
Entre otras cosas, en 1927 cuando retorna nuevamente a su país natal es
nombrado director de la Academia de Bellas Artes. Otero fue designado
como
director del Museo de Bellas Artes (1937 y 1948, respectivamente, siendo
en la
primera oportunidad cuando se estaba construyendo la sede propia del
MBA).
Barrio
Latino; La sopa de los refugiados de Reims; El hijo enfermo; Retrato de Carmen Flores; Paisaje de Catia y Paisaje, entre otras, conforman parte de la obra de
este maestro siempre recordado que con el transcurrir del tiempo se haría merecedor de muchos premios y reconocimientos .
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