Los
materiales plásticos son altamente resistentes a la degradación natural. Solo
la radiación ultravioleta proveniente del Sol es capaz de desintegrarlos a
mediano plazo, por lo cual su acumulación descontrolada en vertederos, tuberías
y masas de agua genera un serio problema ambiental de dimensiones planetarias.
Enseñar
a los más pequeños de la casa a clasificar los diferentes tipos de plástico
para darles nuevos usos y evitar que terminen en la basura convencional es el
objetivo de “Mi Escuela Recicla”, programa piloto implementado recientemente
por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) en la Escuela
Bolivariana Nacional “Rómulo Gallegos” ubicada en su sede de San Antonio de Los
Altos, estado Miranda.
El
jefe del Laboratorio de Polímeros del Ivic y promotor de la iniciativa verde,
Arquímedes Karam, informó que la idea es concientizar a los infantes, padres,
maestros y personal administrativo sobre la importancia del reciclaje a través
de formación básica, “para que comiencen a identificar los plásticos según su
composición, aprendan a separarlos y puedan acopiarse adecuadamente” dijo.
Todos
los alumnos del plantel, del primero al sexto grado de la educación básica,
serán incluidos en la dinámica, quienes ya tienen experiencia en el tema.
“Ellos reciclan papel y cartón, pero preferimos descartar el vidrio para
prevenir la ocurrencia de accidentes” aseguró Karam.
Durante
la semana de instauración del programa, los estudiantes participaron en charlas
informativas en las cuales se les explicó, de manera didáctica y sencilla, qué
plásticos podrán ser recuperados en el hogar y cómo deben ser trasladados a la
institución para su disposición en los contenedores específicos.
Activistas
en miniatura
Frases
como “la contaminación se crea por la mala conciencia de los humanos”,
“reciclar es usar potes para hacer cosas diferentes” y “somos la medicina del
planeta porque si no nos convertimos en virus” surgieron de los pequeñines a lo
largo de la actividad.
La
facilitadora del taller y profesional asociada a la investigación del
Laboratorio de Polímeros del Ivic, Yanixia Sánchez, confirmó que no todos los
plásticos pueden reciclarse. En ese sentido, precisó que en la Escuela
Bolivariana Nacional “Rómulo Gallegos” del Ivic se dará prioridad a cuatro
tipos de plásticos.
El
plástico tipo 1 (polietileno tereftalato), de apariencia transparente, está
presente en las botellas de agua mineral, refrescos y aceite vegetal; el
plástico tipo 2 (polietileno de alta densidad) suele ser opaco o de color, como
el plástico del champú y detergentes; el plástico tipo 4 (polietileno de baja
densidad) es blando y opaco, como las tapas de algunos frascos; mientras que el
plástico tipo 5 (polipropileno) es usado para hacer vasos desechables y envases
del yogur.
También
sugirió a los niños enjuagar los recipientes para impedir la propagación de
insectos transmisores de enfermedades y aplastarlos cuando se requiera para
ahorrar espacio en los depósitos de reciclaje. “No es una competencia para
determinar quién trae más cosas. Se trata de impedir que vayan a la basura”
añadió Yanixia Sánchez.
“Mi Escuela Recicla” será incorporado a las actividades de aula de
la Escuela Bolivariana Nacional “Rómulo Gallegos”.
Asimismo,
se tiene previsto extender la propuesta a otros planteles educativos
altomirandinos a fin de estudiar la posibilidad de crear una red centralizada y
organizada de centros de acopio de materiales reciclables. De esta manera, se
reducirían las rutas de reciclaje, “lo que conlleva a un ahorro de combustible
bien significativo cuando se trata de abarcar a gran escala” afirmó el
investigador del Ivic, Arquímedes Karam.
Con
el apoyo logístico de la Unidad de Manejo y Reciclaje de Residuos del Ivic, el
material recolectado por los alumnos será pesado y conservado hasta tanto sean
retirados por las plantas procesadoras.
Para
pensar
En
2012, el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos
(ONU-Hábitat) publicó el informe “Estado de las ciudades de América Latina y el
Caribe 2012. Rumbo a una nueva transición urbana”, el cual dedica un capítulo a
las políticas formuladas por los países en materia de servicios básicos
urbanos.
El
texto señala que solo en la región se generan diariamente 436.000 toneladas de
residuos sólidos urbanos, equivalente a 0,93 kilogramos per cápita (por
persona), lo que representa un incremento de casi 60% con respecto al año 1995.
Bolivia es el que menos produce residuos sólidos (medio kilogramo) y Chile es
el principal generador (1,25 kilogramos).
Indica,
además, que la mayoría de esos residuos son de origen orgánico (56%), pero se
ha detectado un aumento progresivo de papel, vidrio, plásticos y otros
materiales reciclables o reutilizables. “Reducir la cantidad de residuos
sólidos generados requiere un cambio de comportamiento de todos los implicados,
que se puede lograr con políticas impositivas, de incentivos y de fomento del
consumo responsable”.
Como
dato interesante, el informe de ONU-Hábitat sostiene que los turistas llegan a
producir más residuos per cápita que los nacionales y cita el caso de Barbados,
donde la población residente es inferior a 300.000 personas pero cada año
recibe 800.000 turistas, además de los 500.000 que visitan en crucero.
La
demanda de acciones concretas para aliviar la carga de la Tierra ha llevado a
grupos conservacionistas a plantear las 7R del consumidor ecológico:
Reflexionar, Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reciclar, Redistribuir y Reclamar.
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