martes, 11 de septiembre de 2012

Miden concentraciones de antimonio en homeopáticos


Las aplicaciones del antimonio se remontan a la antigüedad, cuando se usaba en cosméticos y medicina para aliviar enfermedades como la fiebre y la angina. Posteriormente, se comenzó a usar como retardante para detener la propagación del fuego, en aleaciones metálicas y para la fabricación de baterías, recubrimiento de cables, cerámicas y vítreos. En la actualidad, se ha extendido al ámbito farmacéutico para el tratamiento de la leishmaniasis, sífilis, tos convulsiva y gota.

Sin embargo, la toxicidad del antimonio y sus compuestos ha sido reconocida por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos y el Consejo de la Unión Europea, ya que la la ingesta e inhalación excesiva de este metal origina serios problemas de salud, como daño celular en los pulmones, corazón y riñones. De hecho, la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer -adscrita a la Organización Mundial de la Salud (OMS)- reportó como posible carcinógeno al trióxido de antimonio, su compuesto en forma de óxido.

Productos homeopáticos administrados para tratar enfermedades degenerativas como el Alzheimer y algunas patologías respiratorias, contienen antimonio en bajas concentraciones. La homeopatía es una alternativa natural no científica basada en el principio de que altas diluciones (concentraciones mínimas) de moléculas vegetales, animales o químicas potencialmente activas conservan una memoria de la sustancia original.

A pesar de que la homeopatía se ha popularizado, todavía se siguen estudiando sus efectos. En 2009, la OMS desaconsejó el uso de los productos homeopáticos para prevenir o tratar la tuberculosis, malaria, gripe común, diarrea infantil y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Conocer la presencia de antimonio en las opciones de tratamiento homeopáticas fue la motivación que tuvo la estudiante graduada Fátima Rodríguez para iniciar su trabajo de grado sobre este tema y optar al título de Magister Scientiarum, Mención Química, en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).

Su tutora, la investigadora titular jubilada del Laboratorio de Química Analítica del Centro de Química del IVIC, Dra. Zully Benzo, explicó que “la idea es ofrecer métodos sensibles para detectar trazas bajas del elemento y a bajo costo” afirmó.

A pesar del creciente uso de los productos homeopáticos, las regulaciones y controles de calidad asociados a los mismos son bajos, debido a que sus concentraciones altamente diluidas no representan una preocupación mayor, resaltó Benzo. “Pero este no siempre es el caso. Los aspectos relacionados con la producción y manufactura de homeopáticos deben ser supervisados, porque pueden constituir riegos potenciales para sus consumidores” advirtió.

Tras la mínima pista
Determinar la concentración total del antimonio en los productos homeopáticos inyectables dirigidos a tratar trastornos respiratorios, no fue suficiente para el equipo de investigación.

La mayoría de las metodologías que se han usado para este y otros metales se enfocan en la determinación de la concentración total, sin tomar en cuenta que el elemento puede estar presente en varios estados de oxidación, por lo que es necesario determinar hasta la mínima traza contenida” explicó Rodríguez, quien espera presentar los resultados experimentales a finales del año 2012.

Para ello, se tiene planificado emplear una técnica diseñada en el Laboratorio de Química Analítica del IVIC que permita aumentar la sensibilidad para advertir la presencia del metal. La concentración de antimonio en homeopáticos es muy baja, por eso recurrimos a esta metodología, pues lo importante es cuantificar la cantidad del metal y saber qué tan tóxico puede ser. A futuro, se pudiesen realizar estudios biológicos para conocer si las dosis de antimonio en homeopáticos afectan al organismo” afirmó.

Según Benzo, la investigación del IVIC busca apoyar a los laboratorios venezolanos para mejorar el control de calidad de los productos farmacéuticos que contengan antominio.

Un estudio desarrollado en el Instituto de Geoquímica Ambiental de la Universidad de Heidelberg, Alemania, hizo figurar el nombre del antimonio, elemento químico que ocupa el número 51 de la tabla periódica. El metal está posicionado en el lugar 93 de la lista de los elementos más abundantes de la corteza terrestre y se caracteriza por ser tóxico incluso a bajas concentraciones. Los científicos alemanes descubrieron en 2007 que este metal, usado en la fabricación de los envases de plástico donde se almacena el agua, puede abandonar el recipiente y migrar hacia el líquido cuando se le somete a temperaturas mayores de 18° centígrados.






Siguenos a traves del pin:   227993CE  y nuestro twitter @elparroquiano 

No hay comentarios: