miércoles, 29 de enero de 2014

Participación, organización y formación, cimientos de una economía comunal estratégica



“La gran pregunta es: ¿es factible que una comuna se mantenga en el tiempo si no es productiva?”, se interroga Amador Hidalgo, viceministro de Economía Comunal del Ministerio de las Comunas y Movimientos Sociales. En frente suyo, cuatro aulas de la escuela San Pablo, situada en Ciudad Bolívar, estado Bolívar, fungen como sede para el debate entre comuneros y comuneras de seis comunas.

Hidalgo comienza por repasar los números: “Tenemos alrededor de 1.292 organizaciones socioproductivas. Se discrimina entre Empresas de Propiedad Social Directas, Indirectas, Unidades de Producción Familiar y Grupos de Intercambio. También tenemos bajo nuestra responsabilidad la Superintendencia Nacional de Cooperativas y tenemos alrededor de 342 mil cooperativas registradas .Son datos al 31 de diciembre de 2013”.

Explica que la cantidad de cooperativas ha ido en ascenso entre el 2003 y el 2006, y a partir de entonces en descenso, por una razón: la conformación y multiplicación de los consejos comunales. Un aumento de esa forma organizativa que de acuerdo a los datos que el año pasado arrojó el Censo Comunal “superaron muchísimo”  - cuenta - lo que pensaban: “Registramos alrededor de 44 mil consejos comunales. Comunas teníamos registradas alrededor de 250, estimábamos que existían 500 comunas en Venezuela, y resultó que tenemos más de 1400 comunas en sus diferentes fases, las que ya están registradas y las que están en periodo de construcción. Hoy por hoy tenemos 551 comunas registradas en Venezuela, el número es constantemente ascendente”.

A partir de estos datos el viceministro analiza que “el pueblo está demostrando que se quiere organizar”, y subraya lo que de ahí se desprende: la responsabilidad para el Ministerio y lo que respecta al área de economía comunal. “El ministerio ha puesto todas sus baterías para que las comunas y su ascenso sí se mantenga en el tiempo pero corrigiendo errores, fortaleciendo las bases del poder popular e incorporándolo de una manera muchísimo más protagónica”, afirma.

La necesidad de acompañar todo el proceso económico

¿Qué significa esto? Que desde ese viceministerio se está trabajando en fortalecer el desarrollo de la economía comunal desde una perspectiva estratégica: que no es otra cosa que posibilitar el que las comunas tengan en sus manos todos los factores de la producción y la distribución. De ahí se desprende otra certeza: se deben pensar los proyectos mancomunadamente, en ejes comunales. Cruzar a los comuneros y comuneras para que “se conozcan, se integren, se complementen entre sus diferentes potencialidades para tener un objetivo común” explica. De eso se tratan las jornadas como las que se desarrollaron el pasado fin de semana en Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar: debatir en conjunto un plan de desarrollo comunal entre varias comunas, tres y seis respectivamente.

Las horas de discusión que caracterizan a estos encuentros develaron las potencialidades  y necesidades de ese territorio comunero: “Hemos identificado la necesidad de realizar alimentos concentrados. Ya tenemos plantas de procesamiento de alimentos para hacerlos –para cachama, pollo de engorde, gallinas ponedoras-, necesitamos que unas comunas produzcan los cereales y las leguminosas, otras que se encarguen de toda la logística –traslados de las cosechas y distribución final-, otras que se encarguen de todo el procesamiento”. Que sean entonces los mismos productores-comuneros quienes controlen todo el ciclo.

En este plan, el viceministerio se plantea participar con logística y financiamiento, en particular para poner en marcha las plantas procesadoras de alimentos, un paso central para romper con la dependencia que actualmente existe: “Las comunas tienen ya los espacios disponibles que en este momento son subutilizados por la misma dependencia que se tiene del alimento de las grandes trasnacionales que tienen control de hormonas, de proteínas, que se requieren para la producción de estos animales”.

Hidalgo extiende el problema dando a conocer que lo mismo sucede por ejemplo con las textileras: “¿Cuántas textileras tenemos en Venezuela paralizadas por la falta de materia prima? Porque tenemos un monopolio textil generado entre otros países donde existe la importación directa por un grupo de empresarios y no nos fomentan la siembra y transformación de algodón en hilo y tela”. Para ello están trabajando junto al Ministerio del Poder Popular para la Industria, y ya están adelantados varios conglomerados a nivel nacional en el área textil,  con el propósito de suministrar la tela que precisan todas las textileras que fueron y están por ser financiadas.

Ahí está puesto el esfuerzo, en lograr que las comunas sean dueñas de todos los procesos productivos, “que sean cada vez más independientes tanto del Estado como de cualquier privado, sean dueños de cada uno de sus procesos, entonces no importa quien venga a futuro porque tienen el control de la producción”.

Sobre este plan ya se está avanzando: “Estamos calculando cuál es el consumo per cápita de kilos-calorías, cuánto requieren ellos en toda su población, identificando cuanta población existe en el total de los ejes comunales, cuánto se requiere para que esté satisfecha la necesidad y no dependamos de más nadie, sino que desde su espacio se genere el alimento para la mesa de cada uno de los comuneros, y con los excedentes –en el caso de alcanzarlos, esa es nuestra meta- la idea es abastecer lo que esté más allá de los ejes comunales, al resto de los municipios. De esa manera ellos lograrían la independencia”, agrega el titular del viceministerio de Economía Comunal.

Así entonces, se podría desarrollar un sistema de economía comunal capaz de garantizar la autonomía alimentaria, una defensa central frente, por ejemplo, a los ataques provenientes de la guerra económica. Esto en el caso de las comunas rurales -del sector productivo vegetal o productivo agropecuario- que, cuenta el viceministro, son aproximadamente el 90% de las comunas en el país.

Potencialidades en el ámbito urbano
En cuanto a las comunas urbanas resalta un elemento cardinal: están insertas en las zonas populares, ahí donde se encuentra la potencialidad humana principal. “Aplicamos un instrumento económico para las comunas y encontramos que allí hay una enorme cantidad de herreros, albañiles, plomeros, costureros. Allá vamos dirigidos a hacer los conglomerados metálicos, los centros de distribución de hierro, acero, para que todos estos productores, herreros, se puedan organizar”.

De esta manera explica que por ejemplo el Plan Barrio Nuevo Barrio Tricolor podría ser llevado adelante enteramente por los habitantes de las comunidades –sin contratar a empresas privadas-, articulados en torno a las Empresas de Propiedad Social como centros logísticos y de organización.

Entre los pasos que, en paralelo, se vienen dando en el ámbito urbano, enumera: “Tenemos comedores en zonas industriales donde nuestros conglomerados industriales ya tienen su garantía de la comida a un precio justo, porque lo hacen compañeros productores dedicados a la actividad de servicios a través de un restaurant. Tenemos transporte, 1850 vehículos destinados a las rutas comunales, esas son actividades que dan respuesta a una necesidad de la comunidad y generan trabajo, necesitamos 2000 vehículos más”. Ese mismo fin de semana, Hidalgo había participado de la inauguración de una Empresa de Propiedad Social premezcladora de concreto en Ciudad Guayana, la segunda de ocho que están en construcción.

Continuar debatiendo con los comuneros y las comuneras
Mientras narra los avances y desafíos que se han propuesto para este año, en las aulas continúan los grupos de debate que son tres: Infraestructura y social, agricultura y cartas fundacionales. “En este tipo de intercambios nos damos cuenta de la evolución en cuanto a la dinámica comunal” explica.

Ahí ven tanto “experiencias que van muchísimo más adelantadas, más limpias a la hora de definir sus propuestas, y más bien nos permite a nosotros conocer experiencias”, como “otras que apenas se están terminando de conformar, y es nuestro deber apoyarlas y que no les falte todo el proceso de acompañamiento, de participación, desde la formación”.

Antes de reincorporarse a las comisiones de trabajo, Hidalgo asiente acerca de la respuesta a la gran pregunta: es necesaria la economía comunal para que las experiencias se mantengan en el tiempo, pero también son centrales otros tres elementos que se encargan de repetir en cada espacio de debate con comuneros y comuneras: la participación, la organización y la formación.  






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