“La gran pregunta es: ¿es factible
que una comuna se mantenga en el tiempo si no es productiva?”, se interroga
Amador Hidalgo, viceministro de Economía Comunal del Ministerio de las Comunas
y Movimientos Sociales. En frente suyo, cuatro aulas de la escuela San Pablo,
situada en Ciudad Bolívar, estado Bolívar, fungen como sede para el debate
entre comuneros y comuneras de seis comunas.
Hidalgo comienza por repasar los
números: “Tenemos alrededor de 1.292 organizaciones
socioproductivas. Se discrimina entre Empresas de Propiedad Social Directas,
Indirectas, Unidades de Producción Familiar y Grupos de Intercambio. También
tenemos bajo nuestra responsabilidad la Superintendencia Nacional de Cooperativas
y tenemos alrededor de 342 mil cooperativas registradas .Son datos al 31 de
diciembre de 2013”.
Explica que la cantidad
de cooperativas ha ido en ascenso entre el 2003 y el 2006, y a partir de
entonces en descenso, por una razón: la conformación y multiplicación de los
consejos comunales. Un aumento de esa forma organizativa que de acuerdo a los
datos que el año pasado arrojó el Censo Comunal “superaron muchísimo” - cuenta - lo que pensaban: “Registramos alrededor
de 44 mil consejos comunales. Comunas teníamos registradas alrededor de 250,
estimábamos que existían 500 comunas en Venezuela, y resultó que tenemos más de
1400 comunas en sus diferentes fases, las que ya están registradas y las que
están en periodo de construcción. Hoy por hoy tenemos 551 comunas registradas
en Venezuela, el número es constantemente ascendente”.
A partir de estos datos el
viceministro analiza que “el pueblo está demostrando que se quiere organizar”,
y subraya lo que de ahí se desprende: la responsabilidad para el Ministerio y
lo que respecta al área de economía comunal. “El ministerio ha puesto todas sus
baterías para que las comunas y su ascenso sí se mantenga en el tiempo pero
corrigiendo errores, fortaleciendo las bases del poder popular e incorporándolo
de una manera muchísimo más protagónica”, afirma.
La
necesidad de acompañar todo el proceso económico
¿Qué significa esto? Que desde ese
viceministerio se está trabajando en fortalecer el desarrollo de la economía
comunal desde una perspectiva estratégica: que no es otra cosa que posibilitar
el que las comunas tengan en sus manos todos los factores de la producción y la
distribución. De ahí se desprende otra certeza: se deben pensar los proyectos
mancomunadamente, en ejes comunales. Cruzar a los comuneros y comuneras para
que “se conozcan, se integren, se complementen entre sus diferentes
potencialidades para tener un objetivo común” explica. De eso se tratan las
jornadas como las que se desarrollaron el pasado fin de semana en Puerto Ordaz
y Ciudad Bolívar: debatir en conjunto un plan de desarrollo comunal entre
varias comunas, tres y seis respectivamente.
Las horas de discusión que
caracterizan a estos encuentros develaron las potencialidades y necesidades de ese territorio comunero:
“Hemos identificado la necesidad de realizar alimentos concentrados. Ya tenemos
plantas de procesamiento de alimentos para hacerlos –para cachama, pollo de
engorde, gallinas ponedoras-, necesitamos que unas comunas produzcan los
cereales y las leguminosas, otras que se encarguen de toda la logística
–traslados de las cosechas y distribución final-, otras que se encarguen de
todo el procesamiento”. Que sean entonces los mismos productores-comuneros
quienes controlen todo el ciclo.
En este plan, el viceministerio se
plantea participar con logística y financiamiento, en particular para poner en
marcha las plantas procesadoras de alimentos, un paso central para romper con
la dependencia que actualmente existe: “Las comunas tienen ya los espacios
disponibles que en este momento son subutilizados por la misma dependencia que
se tiene del alimento de las grandes trasnacionales que tienen control de
hormonas, de proteínas, que se requieren para la producción de estos animales”.
Hidalgo extiende el problema dando
a conocer que lo mismo sucede por ejemplo con las textileras: “¿Cuántas
textileras tenemos en Venezuela paralizadas por la falta de materia prima?
Porque tenemos un monopolio textil generado entre otros países donde existe la
importación directa por un grupo de empresarios y no nos fomentan la siembra y
transformación de algodón en hilo y tela”. Para ello están trabajando junto al
Ministerio del Poder Popular para la Industria, y ya están adelantados varios
conglomerados a nivel nacional en el área textil, con el propósito de suministrar la tela que
precisan todas las textileras que fueron y están por ser financiadas.
Ahí está puesto el esfuerzo, en
lograr que las comunas sean dueñas de todos los procesos productivos, “que sean
cada vez más independientes tanto del Estado como de cualquier privado, sean
dueños de cada uno de sus procesos, entonces no importa quien venga a futuro porque
tienen el control de la producción”.
Sobre este plan ya se está
avanzando: “Estamos calculando cuál es el consumo per cápita de kilos-calorías,
cuánto requieren ellos en toda su población, identificando cuanta población
existe en el total de los ejes comunales, cuánto se requiere para que esté
satisfecha la necesidad y no dependamos de más nadie, sino que desde su espacio
se genere el alimento para la mesa de cada uno de los comuneros, y con los
excedentes –en el caso de alcanzarlos, esa es nuestra meta- la idea es
abastecer lo que esté más allá de los ejes comunales, al resto de los
municipios. De esa manera ellos lograrían la independencia”, agrega el titular
del viceministerio de Economía Comunal.
Así entonces, se podría desarrollar
un sistema de economía comunal capaz de garantizar la autonomía alimentaria,
una defensa central frente, por ejemplo, a los ataques provenientes de la
guerra económica. Esto en el caso de las comunas rurales -del sector productivo
vegetal o productivo agropecuario- que, cuenta el viceministro, son
aproximadamente el 90% de las comunas en el país.
Potencialidades
en el ámbito urbano
En cuanto a las comunas urbanas resalta
un elemento cardinal: están insertas en las zonas populares, ahí donde se
encuentra la potencialidad humana principal. “Aplicamos un instrumento
económico para las comunas y encontramos que allí hay una enorme cantidad de
herreros, albañiles, plomeros, costureros. Allá vamos dirigidos a hacer los
conglomerados metálicos, los centros de distribución de hierro, acero, para que
todos estos productores, herreros, se puedan organizar”.
De esta manera explica que por
ejemplo el Plan Barrio Nuevo Barrio Tricolor podría ser llevado adelante
enteramente por los habitantes de las comunidades –sin contratar a empresas
privadas-, articulados en torno a las Empresas de Propiedad Social como centros
logísticos y de organización.
Entre los pasos que, en paralelo,
se vienen dando en el ámbito urbano, enumera: “Tenemos comedores en zonas
industriales donde nuestros conglomerados industriales ya tienen su garantía de
la comida a un precio justo, porque lo hacen compañeros productores dedicados a
la actividad de servicios a través de un restaurant. Tenemos transporte, 1850
vehículos destinados a las rutas comunales, esas son actividades que dan
respuesta a una necesidad de la comunidad y generan trabajo, necesitamos 2000
vehículos más”. Ese mismo fin de semana, Hidalgo había participado de la
inauguración de una Empresa de Propiedad Social premezcladora de concreto en
Ciudad Guayana, la segunda de ocho que están en construcción.
Continuar
debatiendo con los comuneros y las comuneras
Mientras narra los avances y
desafíos que se han propuesto para este año, en las aulas continúan los grupos
de debate que son tres: Infraestructura y social, agricultura y cartas
fundacionales. “En este tipo de intercambios nos damos cuenta de la evolución
en cuanto a la dinámica comunal” explica.
Ahí ven tanto “experiencias que van
muchísimo más adelantadas, más limpias a la hora de definir sus propuestas, y
más bien nos permite a nosotros conocer experiencias”, como “otras que apenas
se están terminando de conformar, y es nuestro deber apoyarlas y que no les
falte todo el proceso de acompañamiento, de participación, desde la formación”.
Antes de reincorporarse a las
comisiones de trabajo, Hidalgo asiente acerca de la respuesta a la gran
pregunta: es necesaria la economía comunal para que las experiencias se
mantengan en el tiempo, pero también son centrales otros tres elementos que se
encargan de repetir en cada espacio de debate con comuneros y comuneras: la
participación, la organización y la formación.
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